lunes, 21 de mayo de 2012

Ensayo: Cuestión de Amor. Alumno: Juan Alfonso Maldonado Flores.

“Su historia comienza hace más de cincuenta años y en él interviene la compacta gavilla de tías que el cielo me asignó y, muy en particular, mi recia y claridosa madre”; este es un extracto del primer párrafo del texto que hago referencia y al cual voy a analizar de acuerdo a las bases técnicas que se han presentado en el presente curso. He querido empezar con esa oración intacta, porque creo que si se va a tratar un tema que involucre al mexicano, su conducta e historia, entonces se tiene que empezar con  la familia, pilar de la estructura social del mexicano.
Dicho lo anterior, proseguiré presentado extractos del libro de Germán Dehesa, que a mi parecer, mejor ejemplifican los aspectos básicos del mexicano con los conocimientos adquiridos y a mi disposición de la materia Psicología del mexicano, de la cual este ensayo es producto.

La familia para el mexicano es el principio y en ocasiones el fin. Principio de la vida, orden en la sociedad y fin, porque siempre acabamos juntos, como resultado de algún tipo de  fuerza de atracción.

El niño mexicano tiene una  proximidad y respeto a la familia que ningún otro en cualquier otra cultura.

Aclarado lo anterior, nos podemos imaginar la gran influencia al niño mexicano, desde cómo debe hablar hasta como vestirse. El padre o la madre mexicano, en algunos  casos son  el gran apoyo que el niño y la sociedad requiere o  sus  verdugos, producto de traumas pasados. De esto pongo de ejemplo, al pequeño Germán del libro, que el comentario de su madre, de llegar la primera propuesta de alguna mujer la aceptara de inmediato, ya que no era muy atractivo; lo cual lo dejó con  varias frustraciones y malestares que acarrearía durante varios años.

El pequeño Germán, tuvo varias mudanzas, de esto su padre se jactaba, ya que según él, les deba “la oportunidad de  conocer la ciudad”, y a lo cual su madre solo miraba con actitud sumisa y apegada a “derecho canónico”. De esto hay que sumarle, que la madre, era muy enfermiza y esto la hacía no poder atender a sus hijos todo el tiempo, por lo que a Germán lo cuidaban sus tías.
De estas familias había unas pobres y otras ricas, por lo cual estuvo intercalado en ellas cuando su madre iba al hospital. Y aquí abriré un paréntesis técnico. Considero que esto es totalmente relevante, cuando hablamos de familia, y en este punto no a familia de miembros, sino a familia de formación. Porque Germán, tuvo madre, padre, tías y tíos que impactaron enormemente su vida. Tenía al tío loco, rico y excéntrico, tías estrictas, una madre sumisa, un padre… y a lo que quiero llegar es a que nunca estuvo solo ni desprotegido. Las tías, siempre velaron por él y su madre.
Mi punto es, que cuando un miembro de la familia está en apuros, siempre se sale al rescate. El valor de la familia dependerá de cuan cercana sea esta y cuanto se quiera que esta la sea, a veces por encima de muchas cosas, y que por desgracia, en ocasiones se pasan de alto infidelidades, abuso, etc.
La familia para  el mexicano, es lo más importante.

“¿Sería yo capaz de envolverme en la bandera y arrojarme al vacio?”, se preguntaba el pequeño Germán. Este es un tema de discusión amplio cuando de nacionalismo se trata para el mexicano. Podemos llevar la bandera en el pecho, entonar con fervor el himno nacional; pero del respeto a las leyes, la buena conducta ciudadana, de ahí podemos decir mucho y eso dice poco de nosotros.
A lo que Germán refería a partir de esa línea, es a la historia y a la existencia de los héroes. Como sabemos la credibilidad de los niños héroes, de que si eran niños y de que si fueron héroes o solo se defendían, se ha puesto entredicha.  Pero Germán va mas allá, simplemente se preguntaba si había héroes, y si fuera así, ¿los hay en México?
Relata Germán, un pasaje de su visita un pueblo de Michoacán, en esta parte del ensayo me gustaría dedicarle un espacio a las palabras de Don Germán, así que me permito explayarme relatando más sobre este asunto. Continuo, Germán y un amigo suyo, se encontraban en medio de la nada muriéndose de sed, “al momento llega un niño nativo del pueblo, este se ofrece a ir a buscar refrescos  porque la tienda se encuentra lejos”.
Germán sin pensar pide tres refrescos a su pequeño salvador, pero en su bolsillo solo encuentra un billete de quinientos pesos, y se lo da al niño. “¡Qué tonto eres! Le dijo su compañero, ¡jamás vas a volver a ver al niño!” Pasan quince minutos, y ni señal del niño; pasa media hora y de repente a lo lejos aparece el pequeño con tres bolsas de refresco en una mano y en la otra el cambio en billetes y monedas, exacto. “Me tardé porque me quería cobrar el envase y mejor lo puse en bolsas, dijo el niño. Un refresco fue para el niño, uno para el abogado del diablo y otro para mí”, escribe Germán.
Ahí comprobó Germán que “los héroes existen y no mueren por su patria, viven para ella”. Más allá del férreo y muy ruidoso nacionalismo que demostremos, eso es nada sino lo ponemos en práctica en la vida diaria. En el curso hemos visto y escuchado mucho de este nacionalismo fiestero, y de nuestra falta de civilidad. Desde las fiestas por la Independencia hasta festejar los goles que “les metemos”  a la selección de los Estados Unidos. Desde no ceder un lugar hasta la más grande mordida.

Como lo he comentado, el niño Germán creció con un gran familia, ahí aprendió mucho y de todo. Su primer libro, lo recibió como regalo de su padre. Como sabemos, la educación empieza en casa. No se debe esperanzar que todo se aprenderá en la escuela. Ya que escuela siempre ha habido, los aztecas tenían un sistema educativo eficiente, ¿pero que hemos aprendido?
Como vimos en clase, la educación en el imperio azteca era una realidad. Luego vinieron los españoles  se encargaron de destruir e instruir, muy a su manera; y en la época de la colonia hasta la administración de Benito Juárez, un factor en la educación, que era importantísimo, era la iglesia.

Si se quiere entender o al menos tratar  a la cultura mexicana, se tiene que llegar a la religión. En este libro, el Germán chico, menciona un momento de su vida cuando su mama le dijo que haga su primera comunión a los siete años. Germán explica su confusión al término de recibir al señor en gracia, “¿gracia como la de Cantinflas, o gracia como la de su tío que le servía para conquistar mujeres?”
El adoctrinamiento en el niño mexicano llega desde temprana edad, un momento crucial es el bautizo, primer de los sacramentos en recibirse. Pero tal parece conforme se va creciendo se va perdiendo un poco de la “disciplina” religiosa, al punto de tomar al matrimonio por la iglesia como algo a la ligera, que en el contexto católico es un sacramento muy importante.
Pero aunque la practica según los cánones religiosos no se sigan, la religión está inmersa de raíz en la cultura y el ser mexicano.  Está en nuestras tradiciones, está en nuestros dichos y refranes, está en nuestra historia tanto  la prehispánica, como en la conquista y la independencia.

Toda esta formación cultural se da de forma, a mí parecer más verbal que escrita, sinceramente no sorprende ya que somos un país que lee muy poco. Pero dentro de nuestro convivir hay un aspecto que cobra relevancia, y es el “conocimiento de la calle”, ya que nuestra interacción nos enseña los modos y costumbres sociales de nuestra región.
Somos muy de juntarnos, por eso a veces me sorprende nuestro poco deseo de llegar a acuerdos comunes, pero eso no es el punto que quiero tocar.

En esta lectura de Germán Dehesa, aparece un lugar de transacción comercial y de enseñanza popular muy famoso en México, la tiendita de la esquina.
Germán, el niño, la describe como “un lugar donde era aceptado; donde entraba con patines, donde no lo llamaban por su nombre sino que con un apodo, y si estaba con suerte hasta le tocaba un dulce”. La tiendita, es un lugar donde se reúne gente de todos los estratos sociales, pero donde también “hay chisme, ahí se pasean nuevas conquistas, se saben las movidas de la gente del barrio”, y es un espacio donde te puedes mostrar con los demás, por eso creo que el impacto social de la tiendita es mayor. Es un centro donde se pueden mostrar todo tipo de crisis de identidad, de esas que sufre el mexicano.

“Me lo merezco”. Muchas veces hemos pensado o escuchado esta frase, frecuentemente en un tono negativo. Típica y totalmente descriptiva de la autodevaluación del mexicano. Germán expone como sus tías y su mamá eran expertas en el drama. Según él, y coincido, los mexicanos dominamos todas las ramas del sufrimiento.
Todo mexicano está preparado para “ser estoico, destinado al fracaso, a sufrir con dignidad, si alguien resulta ganador es altamente sospechoso”. Se lleva una lucha intrínseca entre la parte indígena y la española, donde a veces resulta que el saber poco de la primera es visto como algo bueno.
Es una falta de identidad que nos afecta muchísimo.

El mexicano es bueno para las quejas, pero pocas veces se da lugar para al disfrute, pero uno sano; un disfrute que venga acompañado de una tranquilidad de conciencia y moral, y no uno que venga con una resaca. Por eso el mexicano bebe cerveza, mas en los estratos populares, hasta se dice que la bebida no da la respuesta, pero hace olvidar la pregunta, ¡ay, pero que ingenioso es el mexicano!, ¿o no? Estamos programados para autodevaluar nuestros logros personales, a alardear lo que no tenemos y a mal hablar del éxito ajeno.
“La bastardía original”, como le llama Germán, a la herencia que llevamos en la conciencia nacional de la Malinche. Que “para el mexicano y su pensamiento mítico, representa el arquetipo de la traición”, aun cuando la historia a tratado de restaurar su dignidad como vimos en clase.

Otra expresión bastante usada por el mexicano, es la de: yo no soy nadie. Como se vio en el curso, el hijo producto de la violación a la mujer indígena, “la chingada”, no encuentra su lugar con su comunidad nativa y mucho menos el reconocimiento del padre español. Eso hace que el hombre busque ser un chingón, con toda la violencia que eso indica, para recuperar su dignidad.
Y esa conducta, abarca la violación de leyes, normas y demás códigos. Para el mexicano, el que pasa por encima de todo y de todos es un chingon, y hasta recibe el reconocimiento y admiración.

Las mujeres han sido blanco de la descarga de esta violencia, ellas son como “la chingada”. Que esto ha empezado a cambiar, como el ejemplo del despertar femenino cuando escuchamos a Lulpita D’alessio cantar, un despertar donde la mujer dice abiertamente lo que siente y lo que es, una mujer. Un ser, que dijo que también goza, siente y sufre, y que desde hace mucho mantenía en silencio que, no gozaba.

"El idioma y el uso que hacemos de él es la esencia misma de nuestra idiosincrasia”, esa fue la respuesta de Germán a un señor que quería diera una conferencia sobre ese tema en inglés. Como vimos en clase, la forma en que el mexicano habla y se comunica, la forma como conjuga la parte española con la nativa explica y describe mucho de la cultura y de la vida en general.

Términos con orígenes de la conquista, de la colonia, y demás sucesos que han ido acuñando nuestro léxico, son un factor de estudio. Además, algo es lo que se dice y otra como se dice. Como se ejemplifico en clase, las juntas de trabajo del mexicano son pláticas a las que se llega a nada. – Pero, en eso quedamos, ¿eh?

La falta de confianza del mexicano, el machismo que guarda los sentimiento y demás factores hacen que nuestras pláticas sean muy superficiales, en ocasiones no se da un entendimiento o un compartir de emociones. “No damos ni recibimos nada”.
Luego, por eso se da tanto las indirectas, el albur; la cantinflada, el hablar mucho sin decir nada. Fenómenos que se han arraigado en nuestro lenguaje, porque como bien ejemplifica Germán, “ahora nos referimos a los doctores como doctores doctores, con doble sustantivo; bueno, porque sabemos que hay doctores que no son doctores”, y esto difícilmente lo entienda rápido un extranjero.

En conclusión, si se quiere analizar al mexicano se tiene que empezar con las raíces, de qué se era antes de ser mexicano, qué variables nos hacen ser mexicanos. Como bien se sabe, la conquista fue un proceso muy violento donde un estructura social fue desbaratada a medias y sobre de esos escombros se construyó la base española.

Somos mexicanos, por nuestra historia, por los pilares de esta sociedad, familia y religión.

Somos víctimas de nuestro fatalismo indígena y de la constante lucha interna que tenemos con respecto a este tema.

La familia, es parte de la columna vertebral de nuestra sociedad, los roles que se juegan en la familia, el número de integrantes y diversas situaciones marcan muy profundamente al mexicano.

En cuanto a la religión, es muy nuestra la parte mítica, el adoctrinamiento entró a la fuerza y dejó muchas marcas en las tradiciones y en cómo vive el mexicano.

También he escrito aquí lo que representa al mexicano, su nacionalismo y falta de confianza.

Las fiestas patrióticas, el festejo exacerbado de victorias colectivas y devaluaciones personales y el estilo de vida estoico que llevamos.

Puedo acabar diciendo que, esta clase fue de gran provecho, ya que ahora puedo ver y entender las situaciones y a la gente de una forma distinta. Termino este ensayo, llevándome un gran aprendizaje y un autoconocimiento que antes no tenía y que hubiera sido difícil obtener sino cursaba esta materia.
La forma por la que me conduciré no será la misma, confieso que no soy muy espontáneo y me toma tiempo desarrollar algunas ideas, pero eso me ayudó a plantear este ensayo de la forma en que lo hice.

Y también me gustaría expresar, que México es un país con un potencial enorme y bellísimo, pero que tiene a mexicanos viviendo en él. Tiene a personas con conflictos de orígenes que no lo dejan ser, con luchas personales con su identidad. Creo que hay un gran potencial en las personas, pero también creo que debemos enfocarnos en construir una sociedad de  valores, de moral y de ética.

Es hora que nos dejemos encontrar, que no le tengamos miedo a mostrar a los demás que somos el producto de dos razas; pero más importante es que nos sintamos como de una, una no es mejor que otra, es hora de que seamos los mexicanos que México necesita.

Asignatura: Psicología del mexicano
Ensayo Final sobre el libro: Cuestión de Amor.
De los autor: German Dehesa
Fecha: mayo de 2012
Profesora: Patricia Ancona González

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